ATENEY - RUSSIAN INTERNATIONAL EDITION
Tulaev.ru

Атеней

Родовед

Евгения

English

Español

Deutsch

Polski

Français

Беларусь

България

Россия

Србия

Україна

Slovenija

India
LINKS
CONTACT
ARCHIVES
FORUM
Rambler's Top100

  Хосе Антонио Примо де Ривера. Стрелы Фаланги. Избранные труды. Перевод с испанского: А.М. Иванов. М., «СЛАВА!», 2010, 364 с. Цена: 350 рублей.

  Первое русское издание избранных трудов выдающегося испанского революционера-патриота Хосе Антонио Примо де Риверы (1903-1936) содержит его статьи, политические документы и публичные выступления. Они показывают, что представляла собой национал-cиндикалистская  идеология и партия фалангистов Испании в первой половине XX века. В качестве приложения в книгу включены: предисловия  специалистов Х.Л.Хереса Риеско и А. дель Рио Сиснероса,  комментарии испаниста и составителя издания П.В. Тулаева «Исторический путь Фаланги», а также   полемический очерк ветерана русского национально-освободительного движения, переводчика книги А.М. Иванова «Был ли Хосе Антонио фашистом?». Издание даёт возможность нашим соотечественникам самим познакомиться с наследием легендарной личности, незаслуженно оклеветанной или замалчиваемой.

  Заказы на книгу реализуются после получения предоплаты почтовым или электронным переводом по адресу: Москва, 109462, а/я 11, Тулаеву Павлу Владимировичу.  e-mail: ateney@yandex.ru.
 

JOSE LUIS JEREZ RIESCO
PRÓLOGO AL LECTOR RUSO
DE LA OBRA DE JOSE ANTONIO PRIMO DE RIVERA

  La personalidad y el pensamiento de José Antonio Primo de Rivera, en directo, sin intermediarios, sin hermenéuticas ni interpretaciones interesadas que puedan tergiversar el sentido recto y correcto de su ideología y de su trayectoria, sin extrapolaciones fuera de contexto y sin mistificaciones, era una asignatura pendiente e inaplazable en la lengua eslava. El silencio sobre su figura y sobre sus ideas primordiales, tantas veces manipuladas de su versión original, guarda una riqueza conceptual y ejemplar que, finalmente, ahora se descubre en Rusia como el hallazgo de un tesoro dormido, como el “eureka” de una cosmovisión subyacente y muchas veces presentida, para poder comprender, en toda su extensión, algunos de los enigmas del laberinto español de la pasada centuria.

  En José Antonio Primo de Rivera (1903-1936) lo primero que llama poderosamente la atención es su ya, y para la eternidad,  sempiterna juventud, pues fue fusilado, abatido por un pelotón de ejecución delante de las tapias de una cárcel del Levante español, en Alicante,  cuando contaba apenas  treinta y tres años de edad, en la flor de su existencia, por ello su perfil ha quedado petrificado definitivamente en la Historia con un gesto juvenil y lozano. La misma edad que tenían en el ocaso de sus vidas terrenales  otros personajes que removieron los cimientos de la cultura y la civilización mundial como lo fueron Jesucristo o Alejandro Magno, por citar tan sólo dos elocuentes nombres de proyección universal.

  José Antonio, a secas,  como fue siempre llamado, como privilegio de los elegidos para la gloria,  conocido e identificado, con la invocación escueta de su simple nombre propio, como se denominaba a los cesares romanos en la antigüedad,  sin necesidad, tan siquiera,  de remisión a sus ilustres apellidos, fue en España un hombre con inquietudes de regeneración ante la situación confusa de su Patria en la encrucijada de los momentos que le correspondieron vivir  y de afirmación en los principios genuinos y eternos de las raíces más profundas de las esencias del pueblo español que,  por cierto,  tiene tantas y tan arraigadas concomitancias y afinidades con el pueblo ruso tradicional y auténtico.

  De José Antonio y el movimiento político Falange Española, que inició como punta de lanza y salvaguarda de una Revolución Nacional,  se han escrito, hasta la actualidad,  más de siete mil libros, obras y ensayos que, desde todos los ángulos,  han pretendido indagar la multitud de aristas poliédricas, con pluralidad de argumentos, que se encierran  y encarnan en una personalidad, como la de José Antonio,  en los densos e intensos tres únicos  años que duró su actividad política y social. La anterior estadística en número de volúmenes publicados nos permiten formular una primera reflexión: en principio, José Antonio,  fue el hombre inteligente, emprendedor e ilusionado, él y su circunstancia para, de forma súbita y sin precedentes, erigirse en alegoría,  mito y definitivamente en leyenda,  como referente de varias generaciones de españoles.

  Si de forma sencilla y escueta tuviéramos que adjetivar algunos rasgos esenciales de su persona y de su conducta,  para aproximarnos a la comprensión de José Antonio, podríamos comenzar por su alma de poeta que evidenció en sus palabras  y en su convicción, eligiendo una vía de poeta, casi religiosa, que fue la que pretendió inocular en el misticismo de su movimiento político afirmando, rotunda y solemnemente, desde sus primeras intervenciones públicas que el movimiento cuya mecha prendía no era una mera forma de pensar, sino una manera de ser, profundamente convencido que “a los pueblos no los han movido nunca más que los poetas, y ¡ay del que no sepa levantar, frente a la poesía que destruye, la poesía que promete!”. Otra constante en su quehacer, fue el sentido militar y castrense de la vida – la propia denominación de “Falange” de su movimiento nos lleva, irremisiblemente,  a pensar en las legendarias unidades compactas  macedónicas o tebanas- con sus valores de abnegación, sacrificio y altruismo que encierran  esta palabra de orden, disciplina, jerarquía y compromiso de defensa a ultranza de lo permanente. Entre los atributos elementales que estamos destacando, resalta el acendrado nacionalismo, en la demanda y búsqueda constante del sentido de los orígenes y de la firmeza del destino. A ello cabría añadir una profunda y exhaustiva formación jurídica, su gran pasión y su enorme  vocación,  que evidenció tanto en sus intervenciones parlamentarias como en  su actuación profesional, abogado de reconocido prestigio.

  Pero, ¿cuáles son, en apretada  síntesis,  las ideas fuerza de su  ideario? Sin duda tres fundamentales. En primer lugar, la defensa a ultranza de la unidad entre  los hombres, las tierras y las clases de España, en riesgo, cuando lanza su grito de alerta,  de fragmentación social, territorial y económica. Por ello defiende la idea genial  de España como “unidad de destino en lo universal”,  como empresa colectiva de todos los españoles, sin excepción, unidos por un pasado común consolidado y apela a la  convergencia en un futuro, todos a una,  apiñados, hermanados, convencidos que la unión es el fermento de la fuerza y el ariete de las grandes realizaciones de la humanidad. En cuanto a la unidad de la geografía y de la extensión superficial es un dogma de sus planteamientos, sin posibilidad de renuncia. No concibe José Antonio una Patria mutilada ni escindida, fraccionada, hecha añicos y pedazos, descuartizada o diseminada. A la  unidad de sus hombres correspondía, como correlativo lógico,  la unidad de sus tierras, la tierra de sus mayores y la de sus hijos, pasado y futuro indisolublemente vinculados. Y en relación a la unidad entre las clases sociales argumenta convencido  la superación de las diferencias, deponiendo todo antagonismo parcial y sectario en aras del bien común, de las miras y los intereses conjuntos y colectivos, lo que la perniciosa y disolvente lucha de clases, con sus enconos y enfrentamientos fratricida, viene a fragmentar o escindir. En definitiva, la aleación social frente a la pugna y disolución de los hombres por razones de miras económicas.

  En segundo lugar hay que enfatizar la honda preocupación social del mensaje de José Antonio, con espíritu de renuncia por su parte pues era descendiente de una familia de abolengo, que le hacía concebir la estructura nacional como un gigantesco sindicato de productores y trabajadores, donde no concebía, por exclusión, el arraigo de vagos ni de parásitos sociales,  de ahí que, para la denominación empírica de su Revolución la tituló con énfasis como “Nacional-Sindicalista” , pues en realidad lo que pretendía era hacer una conjunción entre lo nacional y lo sindical, o, si se quiere,  entre el sentimiento patriótico y el motor de su dinamismo por la vía laboral, único título de nobleza reconocido, la nobleza que otorga el trabajo y el servicio a los demás, pues exclusivamente vale quien sirve a sus semejantes. Su posicionamiento, en este ámbito, es equidistante tanto del capitalismo como del socialismo y, desde luego, contrario al liberalismo como a la anarquía.

  La tercera de las grandes aportaciones fue su estricto sentido de la Justicia, pero no como un concepto abstracto y simbólico, sino como pragmatismo social, como una  exigencia de la Falange y como una ambición histórica.

  José Antonio quería dar vida al nacimiento de un hombre nuevo que fuese, mitad monje mitad soldado, una especie de icono representado en los ángeles con espadas, donde en un espacio de convivencia pudieran formar un haz, magistral, plástica y simbólicamente expresado en el “yugo y las flechas”  de la divisa de los Reyes Católicos,  los artífices de la Unidad Nacional  en el siglo XV de la nación española, cuando inició el ascendente camino del Imperio Español, el único a lo largo de la historia escrita donde en sus dominios no se ponía el sol.

  Su discurso, así expuesto, encerraba un sentido y una misión aglutinante entre las juventudes y entre las promociones de estudiantes con ansias de revitalización de la vida nacional, sumergida en la efervescencia del momento y en  las tensiones derivadas de posiciones irreconciliables que hicieron inevitable la catarsis de una guerra civil que duró tres años.

  La muerte trágica y prematura de José Antonio, al comienzo del inicio de las hostilidades bélicas de la Guerra de España (1936-1939),  el 20 de noviembre de 1936,  elevó a José Antonio a la categoría de mártir y de héroe, siendo  su doctrina asumida por los combatientes de la España Nacional que de debatía contra la llamada España Roja, a golpes de pólvora y dinamita, en los campos de batalla, como la norma programática  del Nuevo Estado.

  Para entender a José Antonio hay que buscarlo en sus fuentes directas, en sus textos, en sus testimonios, en su actitud completa, humana y profunda, sin adulteraciones, lisa y llanamente, aproximarse a él sin prejuicios y sin eufemismos, como se hace ahora en Rusia con esta revelación de sus planteamientos de forma comprensible y pormenorizada, dentro de sus coordenadas espacio-temporales.

  El siglo XX en España no se puede, en absoluto,  entender sin la comprensión y la autenticidad esgrimida por José Antonio, uno de sus puntales básicos,  con su aporte intelectual y con su ejemplo, que redimió con su sangre generosa, la esperanza de un porvenir más prometedor. La edición, con marchamo de novedad, de su obra en la Santa Rusia, mantenedora  y mosaico de la ortodoxia, que sufrió en sus propias carnes los desgarros de un siglo XX convulso y atormentado, será como la apertura de una ventana que permanecía herméticamente cerrada,   para que la luz y  el aire fresco de la verdad puedan penetrar, al fin,  sin verjas ni mordazas,  en sus amplias estancias.
 

  Continua...............................................................>>>

COPYRIGHT ATENEY 2001-2005