Jamás desde de la caída del Imperio
Romano, Europa ha atravesado una situación tan dramática. Afronta
la más grande amenaza de su historia, y no lo sabe, o peor rechaza
verla. Los Europeos son invadidos, ocupados y colonizados por los pueblos del Sur[1]
y por el Islam de una manera rápida y masiva. Ellos son a la vez, y por
su propia falta, subsumidos al emprendimiento de los EEUU que les opone una
incansable guerra económica… Sin olvidar la debacle demográfica:
son desvirilizados por las ideologías decadentistas y nihilistas,
apareadas en un optimismo fáctico, en busca de una regresión de
la cultura y de la educación, hacia el salvajismo y el materialismo.
Europa es el enfermo del mundo. Y tanto las clases políticas como las
élites intelectuales son las colaboracionistas con este suicidio
étnico. La tesis que defiendo es que no se trata de una
“inmigración”, sino de una colonización y de una invasión
que están en vías de transformar radicalmente el fundamento
biológico y etno-cultural de Europa; pero que al mismo tiempo no hay que
ceder a la desesperación, que los combates recién están
comenzado, y que los pueblos del mismo origen deben unirse.
1. La destrucción de la simiente etno-biológica
El balance demográfico de la invasión
alógena de Francia y de Europa es aterrador. Un demógrafo
reconocía en su libro reciente, “La
Francia Africana”, que de no cambiar nada en aquel país, en el 2040
más de la mitad de la población sería negra o árabe.
Ya en Francia y Bélgica, el 25% de los estudiantes de colegio NO son
europeos de origen, y llega a más del 30% entre los recién
nacidos. Actualmente en Francia, sobre 61 millones de habitantes, se cuentan
más de 10 millones de personas de origen extra-europeo, en crecimiento
constante, y con una tasa de natalidad superior a la de los europeos
autóctonos. Cada año, son naturalizados 100.000 no europeos en
Francia, y cerca de 300.000 inmigrantes, en su mayoría ilegales, cruzan
las desprotegidas fronteras del país. La situación es la misma en
toda Europa, y estos hechos anuncian quizás el fin de una
civilización común. Evidentemente, las clases dirigentes
aparentan no ver nada de esto.
Matemáticamente, además, la raza blanca
declina en el mundo entero, incluido en EEUU. Se dice que la superioridad
técnica paliará esta situación, yo no lo creo: no hay
riquezas sino Hombres. Una civilización está fundada en lo que
los Romanos llamaban el “germen”, es
decir la simiente etno-biológica, las raíces del árbol que
alimentan la Cultura y la Civilización.
Esta invasión masiva ha sido, en Francia y en
Europa, voluntariamente provocada a partir de los años ´60 por el
laxismo de los políticos de izquierda y de derecha, contaminados por
ideas trostkistas y marxistas, por la codicia de una patronal ávida de
mano de obra barata, por la influencia de los intelectuales judíos que
exigían una “sociedad multirracial”, por el imperativo de la
religión de los derechos del hombre cuyas raíces provienen de una
laicización de la moral cristiana.
Estos “colaboracionistas
con la invasión”, en Francia y en Europa, han instaurado una real
preferencia por el extranjero en detrimento del ciudadano autóctono: los
inmigrantes clandestinos son pocas veces expulsados, se benefician de innumerables
ventajas sociales y privilegios de todo tipo; del hecho del “imperativo
antirracista”, son preservados en su impunidad y protegidos por leyes
“antidiscriminatorias”, a pesar de que sus presencias hayan llevado a una
explosión de la criminalidad en proporciones colosales (+ 1.000% en
cincuenta años).
Nosotros estamos siendo invadidos tanto por las
maternidades como por las fronteras porosas. La inmigración, aliada al
declive demográfico, será también para Europa Occidental
una catástrofe económica. El costo de esta inmigración ha
sido evaluado en 180 mil millones de dólares por año para
Francia, acumulando los costos de la inseguridad y de las innumerables ayudas
sociales dispendiadas a los inmigrantes, incluso a los ilegales. Esto funciona
como una bomba aspirante [efecto llamada].
Es más atrayente ser un inmigrante ilegal desocupado y mantenido en
Europa que un trabajador en el tercer mundo. Los cuadros profesionales y
productivos europeos se expatrían principalmente hacia EEUU,
reemplazados por poblaciones no-calificadas venidas de África, que son
bocas que alimentar pero no brazos fuertes y manos útiles en el trabajo.
Estos hechos, sumados al envejecimiento de la
población significan que en el siglo XXI, la economía europea se
arriesga a “tercer-mundializarse” y
de caer en una ineluctable depresión.
2. La 3° ofensiva histórica del Islam
A este fenómeno de la colonización
étnica masiva viene a agregarse el hecho de que el Islam toma la punta
de lanza en la ofensiva. Desde hace 1.300 años, con obstinación,
esta religión-ideología, totalitaria y agresiva, persigue la
invasión de Europa. Estamos presenciando su tercera ofensiva
histórica, que se extiende hoy desde Gibraltar hasta Indonesia. La
primera fue detenida en Poitiers, Francia, por Carlos Martel en el 732; la
segunda en el 1684 bajo los muros de Viena asediados por los Otomanos; la tercera
se desenvuelve hoy día. El Islam tiene una larga memoria y su objetivo
es la instauración en todo nuestro continente de aquello que Khomeini
describía como el “Califato
universal”.
La invasión de Europa ha comenzado y las cifras
son alarmantes. El continente, incluyendo a Rusia, cuenta con cerca de 55
millones de musulmanes, con un crecimiento del 6% por año. En Francia ya
se llega a los 6 millones de mahometanos. Como en Bélgica y Gran
Bretaña, ellos exigen ser asociados al poder político. El
gobierno francés hace de cuenta el no tomar en serio el objetivo de
transformar al país en una “república islámica”
después del 2020, cuando el peso demográfico de los árabo-musulmanes
será determinante. El Estado financia la construcción de
mezquitas para comprar paz social; contamos ya con más de 2000, o sea el
doble de Marruecos. El Islam es la segunda religión en Francia
detrás del catolicismo y la primera en practicantes. Chirac ha
declarado, y con razón “Francia es
ahora una potencia musulmana”.
Por todo Occidente se ha instalado la estúpida
creencia de que existe una diferencia de naturaleza entre el islam y el
“islamismo”, y que un islam laico y occidentalizado, o moderado, sería
posible. Eso no existe. Todo musulmán es un mujaidin[2]
en potencia; el islam es una teocracia que funde lo espiritual y lo temporal,
la fe con la ley, y que quiere imponer por todas partes la Sharia[3],
cuyos preceptos son totalmente irreconciliables con aquellos de nuestra propia
cultura.
Los Estados musulmanes que cooperan con los EEUU en su
“lucha antiterrorista” son unos perfectos hipócritas, en particular
Arabia Saudita y Pakistán. Cuando el islam es todavía
débil sigue el imperativo coránico del engaño y el
disimulo, pero la jihad, la guerra de conquista, es el deber supremo. El
terrorismo, tanto como la invasión interior inmigratoria, son
implícitamente recomendados en el Corán.
3. Preludios de la guerra civil étnica europea
La criminalidad y delincuencia en Europa Occidental,
cuyas causas son a la vez la inmigración en masa y la pérdida de
los valores cívicos, han tocado niveles insoportables. En Francia, en el
2004, más de 100.000 autos han sido incendiados y 80 policías han
sido asesinados[4]. Todas las semanas,
disturbios raciales explotan en los suburbios: en las escuelas públicas,
la violencia se ha vuelto endémica y el nivel escolar se ha hundido en
las clases “multinacionales”. Entre
los jóvenes menores de 20 años, se llega a un 20% de analfabetos.
Las agresiones contra los franceses blancos se multiplican, pero son negadas
sistemáticamente en nombre de la vulgata
antirracista según la cual sólo los Europeos pueden ser racistas.
Al mismo tiempo, un arsenal represivo se pone en juego en diversos
países, dignos del comunismo soviético, que nos hacen salir
progresivamente del Estado de derecho y entrar en un derecho ideológico
y subjetivo. En la práctica, toda crítica de la
inmigración y del islam está prohibida. Yo mismo cuento con
numerosos juicios en contra y he sido condenado a una enorme multa por uno de
mis libros, “La colonización de
Europa”.
Una guerra civil étnica es de prever en varios
de los países de la Unión europea, una guerra intestina mucho
más grave que el “terrorismo”. Ya que un reemplazo de la
población, una suerte de genocidio está en curso con la
complicidad o el visto bueno de las clases dirigentes, políticas y
mediáticas, cuyas ideologías están dominadas por la
vergüenza a la propia identidad étnica y a sus pueblos y por la
mórbida pasión del mestizaje como imperativo.
El Estado francés jaqueado totalmente en su
utopía de la “integración en la República”, porque imagina
que una coexistencia pacífica entre alógenos y autóctonos
es posible sobre un territorio. No han leído a Aristóteles, quien
pensaba que no importa en qué Ciudad, la armonía y la democracia
no son posibles si no existe una homogeneidad y una convivencia étnica,
un parentesco cultural, noción
que denominaba como “philia” o
“amistad natural”. Las sociedades europeas se hunden hoy día en un caos
étnico indigerible.
Por ejemplo, yo que he nacido en el suroeste de
Francia, a orillas del Atlántico y que no hablo ni una palabra de ruso,
yo me siento infinitamente más cerca de un Ruso que de un Árabe o
de un Africano francófono por más ciudadanía francesa que
tengan.
4. crisis moral y arqueofuturismo
Esta situación se explica, casi
clínicamente, como una especie de “sida
mental”. Los males que nos afectan son provocados por el virus de un
nihilismo interior, que ya había percibido Nietzsche, un colapso de las
fuerzas y defensas vitales. Los europeos han empezado un proceso de suicidio de
su propio linaje; abriendo voluntariamente las puertas de sus ciudades.
El primer síntoma es la “xenofilia”, o preferencia sistemática por lo extranjero, por
el “Otro” por encima del prójimo. El segundo es el “etnomasoquismo”, es decir el odio y la vergüenza de su propia
cultura y de sus orígenes. El tercero es la “desvirilización”, o sea el culto de la debilidad, del
arrepentimiento pero también de la preferencia dada entonces a la
homosexualidad masculina. Los valores evidentes que conforman la fuerza y
condicionan la supervivencia de todos los pueblos de la Historia son hoy
día consideradas en Occidente como taras ridículas: honor,
fidelidad, familia, fecundidad demográfica (natalismo), orgullo por la
cultura, patriotismo, voluntad de sobrevivir en la Historia, etc. Pero esta
decadencia es también el hecho de una laicización de los
principios de caridad universal del cristianismo y de su postulado central del
igualitarismo individual, a través de la ideología de los
derechos del hombre.
Los Europeos deben quizás inspirarse en ciertos
valores que se mantienen en Rusia, según lo que me han dicho: por
ejemplo, la conciencia explícita de pertenecer a una cultura superior y
la afirmación de un “derecho a la
distancia”. Hay que romper con el “etnopluralismo”,
que es una forma de igualitarismo, reivindicar el “etnocentrismo” y el deber de vivir en el propio lugar sin el
“Otro”. Hay que desculpabilizar el “cada
uno en su lugar”[5]. Más aún,
solamente los Occidentales creen en las virtudes del mestizaje y ven el mundo
futuro como un melting-pot. Sólo
la Europa naif cree en el cosmopolitismo. El siglo XXI será dominado por
el fortalecimiento, sobretodo en el Sur y en Oriente, de grandes bloques
etno-religiosos homogéneos. El “fin
de la historia” de Francis Fukuyama no tendrá lugar. Asistiremos a
una aceleración de la historia, en un ambiente de “choques de civilizaciones”. Y entonces, los Europeos deberán
romper con el “presentismo”[6]
en el cual están hundidos para contemplarse nuevamente como “pueblos de
larga vida” portadores de un futuro (tal como lo hace el Islam, China o la
India). Y no podrán realizar esta revolución mental, sino en la
ocasión de una gigantesca crisis, de un violento choque, que se
producirá probablemente y del cual hablaré más adelante.
Los tiempos venideros serán, como lo he explicado
en un libro de título epónimo[7],
“arqueofuturistas”, es decir que se
cerrará el paréntesis ponzoñoso y anti-vital de la
modernidad. Asistiremos a un resurgimiento de los valores vitales arcaicos, y
no saldrán estos más que de los pueblos que sepan asociar la
tecnociencia futurista al retorno de la tradición y del orden
sociobiológico. Para los Europeos, y por tanto los Rusos evidentemente,
los valores arqueofuturistas son a la vez fáusticos y ancestrales, a
imagen del árbol en que las raíces empujan bajo el sol, al tiempo
que el tronco, las ramas y el follaje se elevan hacia los cielos.
5. el nuevo imperialismo americano
Los Europeos deben afrontar también aquello que
califico en uno de mis últimos libros como “el nuevo imperialismo americano”, mucho más duro que aquel
de la guerra fría, y aún más bruto. Luego de la
caída de la URSS, los gobernantes americanos han elegido la desmesura,
la “hybris”, buscando de manera
fantasmagórica una dominación mundial, por una especie de
simulacro de nuevo imperio romano. Todo esto se explica por la ideología
de los neo-conservadores, estrechamente ligados a los grupos de poder
sionistas, pero también animados por el mesianismo de una “misión
divina” que raya lo patológico.
¿Cuáles son los fines de este Nuevo
imperialismo americano? Atenazar y neutralizar a Rusia, impedir toda alianza
fuerte entre ésta y una Europa grande (la pesadilla del
Pentágono); vaciar de toda substancia al rival europeo haciendo entrar
al islam en su seno (por ejemplo la Turquía que los Americanos
apadrinan), subyugando completamente a los países de Europa central y oriental
del antiguo bloque soviético, llevando una guerra económica
despiadada contra la Unión Europea a la cual esta última no osa
dar respuesta.
La cruzada americana por imponer por doquier la
“democracia”, especialmente en la periferia de Rusia, es transparente.
“Democracia” significa “régimen pro-americano”.
Pero no debemos lamentarnos por este juego americano,
conforme a un designio geoestratégico y talasocrático[8]
de dominar el continente. En la Historia, cada uno es responsable de su suerte.
Éste es el por qué de mi constante
oposición a eso que he llamado el “anti-americanismo obsesivo e
histérico” tan presente en Francia, pero contra-productivo, victimario y
desresponsabilizante. Hay que distinguir entre el “principal adversario” y el “principal enemigo”. El primero busca dominar y
debilitar, el segundo matar. No olvidemos la fórmula de Carl Schmitt:
“No eres solamente tú quien designa a tu enemigo, es sobretodo él
quien te designa”. América y sobretodo su dirigencia son el “principal adversario” de Europa y Rusia en los planos
geoestratégico, económico y cultural. El “principal enemigo”, son los pueblos del Sur que, las más de las veces
bajo las banderas del islam, proceden a la invasión del Continente, sin
olvidarnos de sus cómplices, todos los colaboracionistas de la clase
política y de la intelligentsia
que les abren la puerta, evidentemente con gran satisfacción de
Washington, que espera una Europa mestizada y sin identidad.
Tanto los atlantistas como los anti-americanistas
pasionales, sobreestiman entonces a los EEUU sin comprender que estos no son
fuertes más que por nuestra propia debilidad. Su catastrófica –y
contraproducente– ocupación del pequeño Irak, donde no aportan
más que Caos, está ahí para demostrarlo. En el siglo XXI,
los Estados Unidos no serán más la primera potencia mundial. Ésta
será China o, si nosotros lo queremos, ésta será aquello
que más adelante evocaré como la “Eurosiberia”, es decir la alianza unitaria entre la
península Europea y Rusia.
la convergencia de catástrofes
He sostenido la hipótesis de que la
civilización mundial actual, fundada sobre “la creencia en los milagros” y el mito del progreso indefinido,
arriesga a irse a pique a mediados del siglo XXI. Existen por primera vez en la
Historia de la humanidad “líneas
dramatúrgicas”, amenazas de crisis gigantescas que convergen en el
horizonte de los años 2010-2020 y que pueden provocar un punto de
ruptura: la degradación del ecosistema y las convulsiones
climáticas, el agotamiento de los combustibles fósiles (petróleo)
y de los recursos agrícolas y haliéuticos[9],
el resquebrajamiento de una economía mundializada endeudada y
especulativa; el retorno de las epidemias; el ascenso de los nacionalismos, de
los terrorismos y de la proliferación nuclear; el agravamiento de la
ofensiva mundial del Islam; el envejecimiento dramático de las
poblaciones de los países ricos, que conjugado con la inmigración
en masa, puede traducirse en una recesión económica sin
precedentes.
Debemos prepararnos para esta gigantesca
catástrofe, que marcará el pasaje de una era a otra, que
barrerá con la “modernidad” y
que verá tal vez instalarse por un tiempo una Nueva Edad Media. Esta
catástrofe podría ser la ocasión de un renacimiento ya
que, en la Historia, toda regeneración de una cultura pasa por el caos,
especialmente cuando está es, como la nuestra, “metamórfica”.
Eurosiberia
La Europa futura no podrá ser contemplada bajo
la forma blandengue e ingobernable de
la actual Unión europea, que es una medusa sin poder soberano, de
fronteras abiertas, dominada por el dogma librecambista, sometida a la voluntad
americana y de la OTAN. Es necesario pensar en una futura Gran Europa imperial
y federal, étnicamente homogénea (es decir ¡europea!), fundada sobre grandes regiones autónomas
y, por sobre todas las cosas, indefectiblemente aliada a Rusia. Este enorme
bloque continental, lo he nombrado como “Eurosiberia”.
Este gigantesco erizo, que de ninguna manera será ofensivo, sino
simplemente inatacable, será de lejos la primera potencia mundial (el
mundo por venir será el de los grandes bloques) y sobretodo
deberá estar “autocentrado” y
romper con los dogmas muy peligrosos de la globalización y el
mundialismo. Tendrá perfectamente a su alcance los medios para practicar
la “autarquía de los grandes
espacios”, de la cual, junto al Premio Nobel francés de
economía Maurice Allais, he desarrollado los principios. El destino de
la Europa peninsular no puede estar separado de aquel de la inmensa Rusia, por
razones etnoculturales y geopolíticas. Por supuesto, impedir el
nacimiento de una Eurosiberia tal es un imperativo vital para la talasocracia
mercantil americana que (en contradicción con su proclamada lucha contra
el terrorismo islámico) incita cínicamente al islam a implantarse
en la Unión europea y Rusia.
No he hablado hasta aquí del Estado de Israel.
Diré unas palabras sin embargo: por razones demográficas, creo
que la utopía sionista fundada por Hertzl y Buber y realizada desde 1949
no vivirá mucho más que la utopía comunista y que a largo
plazo, el Estado hebreo está condenado. Preparo actualmente un ensayo
sobre “La nueva cuestión
judía” y espero que sea traducido al ruso.
conclusión
No hay que ser jamás fatalista. La Historia
está siempre abierta y presenta continuamente caprichos y retornos
inesperados. No olvidemos la fórmula de Guillaume d´Orange: “allí donde hay una voluntad, hay un
camino”. De momento, transitamos una fase de resistencia y de
preparación ante los graves acontecimientos que se anuncian, por ejemplo
la conjunción de guerras étnicas y de una recesión
económica gigantesca. Debemos entonces pensar mientras tanto acerca
del “post-caos”
y organizarnos en consecuencia. Para terminar, he aquí la palabra de
orden que difundo a menudo:
“De
la Resistencia a la Reconquista, de la Reconquista al Renacimiento”.
Moscú, 17.05.2005
guillaume faye
Nace el 7 de noviembre de 1949 en Angoulème (Charente), Francia.
Diplomado en el Instituto Policlínico de Estudios
Políticos de París (Ciencias Políticas).
Doctorado en Ciencias Políticas, licenciado en Historia y
Geografía.
Curriculum profesional
1973 hasta hoy
Industria del armamento
Industria automotriz
Publicidad
Medios: televisión, radio, prensa escrita (France 2, Le Figaro, Paris-Match, y la mayor parte de las revistas identitarias de Europa occidental).
Curriculum ideológico
Secretario de Estudios e Investigación del G.R.E.C.E. (Nouvelle Droite –la nueva derecha) de 1973 a 1986.
Desde 1986 Guillaume Faye ha preferido la libertad de palabra no remitiéndose más a ningún movimiento político o metapolítico. Es un hombre libre siempre ligado a la defensa de la identidad de los Europeos de Brest a Vladivostok.
Bibliografía de 1980 a 2004
El sistema de matar pueblos.
Nuevo Discurso a la Nación Europea.
El Occidente en decadencia.
La economía orgánica
Sexo e ideología.
Las nuevas encrucijadas ideológicas.
La NSC: Nueva Sociedad de Consumo.
El Arqueofuturismo.
La colonización de Europa. Discurso verdadero sobre la inmigración y el Islam.
Por qué combatimos (diccionario ideológico)
Pre-guerra.
El nuevo imperialismo americano.
Último libro bajo el pseudónimo de Guillaume Corvus:
La convergencia de catástrofes.
Actualmente
Editor de la revista “J´ai tout compris” (“lo he comprendido todo”).
En preparación:
El ensayo: La nueva cuestión judía (Editor: “J´ai tout compris”).
La novela: Entrevista con el Diablo.
La novela: Tsargrado, el mito de la tercera Roma.
Traducción y notas: Francisco Mazzucco,
junio del 2006.
1 Se refiere a
los pueblos del África negra o subsahariana (en contraposición al
norte africano poblado por árabes en su mayoría).
2 Guerrero
islámico de la jihad o guerra
santa para imponer el Islam a los infieles.
3 Ley religiosa
extraída del Corán por los clérigos (ulemas) que cumplen en el Islam a la vez la función de
interpretadores del dogma religioso y de las leyes.
4 Y eso que,
debido a la fecha del escrito, el autor no pudo contemplar las revueltas de
París de fines del 2005 cuyo saldo fue proporcionalmente mucho mayor,
llegándose a incendiar en un solo día 3.000 autos.
5 Esta es uno de
las nociones antiguas de la justicia:
dar a cada uno lo suyo, y que cada uno ocupase su lugar según su propia
naturaleza. La modernidad ha tergiversado a tal punto los antiguos conceptos,
al punto de culpabilizar y ver como “injusto” la misma noción de
justicia antigua.
6 Romper con el
“vivir al día”, en la inmediatez, a corto plazo y sin cosmovisiones
superiores.
7 Epónimo es una palabra que recibe su nombre de otra: en
este caso el libro de arqueofuturismo
que sería originado en un futuro arqueofuturista,
que es quién le da tal nombre.
8 Talasocrático refiere en geoestrategia a los
pueblos que fundan su poder desde el dominio de los mares (los pueblos islas,
tal como Inglaterra, y EEUU definido como la “gran isla” continental por Haushofer).
9 Recursos del
mar (ictícolas).
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